lunes, 26 de noviembre de 2012

Vidas ocultas. Capítulo 1: Omnipresente.


Paseo poco a poco observando las pequeñas calles de esta gran ciudad. La llamamos gran ciudad meramente por su tamaño, pues esta es grande, pero en realidad somos como el más diminuto de los pueblos. Aquí las paredes pueden hablar y contar las más disparatadas historias. Aunque se intente esconder algo, todos lo sabemos todo. Únicamente mirando a los ojos de tu vecino sabes cuándo fue la última vez que estos se humedecieron.
Entro en la panadería. Esta ahora está a cargo de la joven Isabel. Guapa, natural, alegre inteligente y divertida. Eso sí, soltera aún. Refugiada en la pastelería de su anciana madre, ya que tiene miedo a vivir su propia vida. La joven es una insegura que no se tendría en pié si no fuera porque sonríe todo el rato para dar a los demás, la confianza que a ella nadie le da. Le pido amablemente un croissant y con una infinita sonrisa me lo alcanza.
Salgo de allí y sigo vagando sin rumbo alguno, respirando el aire fresco de la ciudad. Sin darme cuenta me cruzo con el matrimonio de los Blázquez. Intentan parecer totalmente felices pero no lo consiguen. La joven parece anulada totalmente. La personalidad agresiva de su marido la deja totalmente eclipsada. La chica que siempre lucia reluciente y radiante de soltera, ahora es como si una nueve negra la acompañara a todas partes. En cuanto a él, se le nota una forzada sonrisa y un excesivo empeño por parecer un matrimonio perfecto. Lo cual nos da a pensar que oculta algo grande, algo de lo que posiblemente se sienta tan avergonzado que intente ser el perfecto actor con tal de que no se sepa. Cuidado muchacho, estas sobreactuando. ¿Qué le habrás hecho a tu esposa, para que deje de brillar con luz propia?
Y cansado de andar sin rumbo decido volver a mi humilde apartamento. Antes de entrar en el portal hago una bola del papel que envolvía mi croissant y lo lanzo contra la papelera. Rebusco entre mis bolsillos y encuentro la llave del portal únicamente acompañada de la llave del piso, sin ni un triste llavero, total, para que. Antes de que me dé tiempo  a encajar la llave en su respectiva cerradura, alguien estira la puerta hacia el lado opuesto. Es Eulalia, vive en el tercero C, viuda y solitaria luce de negro desde que su hijo abandonó su casa para ir a la guerra. Nunca volvió. Rara vez es cuando la veas sonreír. El luto se apoderó de su vida y de su casa. Con un insípido hola, se marcha con el carrito de la compra debajo del brazo.
Sigo escaleras arriba hasta que llego a mi apartamento. Me quito la chaqueta y la tiro al sofá. Me asomo a la ventana, desde allí veo la luz que ilumina toda la ciudad e incluso la única persona que da luz a mi vida. La pequeña de los Ramírez. Una pequeña delicia.  Inocentes cinco años recién cumplidos, ojos llenos de vida y color y una esperanza por delante. Nunca antes he visto una mirada más sincera ni una sonrisa más feliz. Mirar todas las mañanas hacia la ventana y verla jugando es uno de los placeres de la vida, por no decir el único.
Y por último queda la persona que mejor ha sabido ocultar al mundo su verdadero yo. Un servidor. Ya a mis cuarenta i cinco años, llevo mi mascara puesta des de hace años y hasta hoy no me había planteado quitármela. Pero todo estalla un día. Un día distinto en el que te das cuenta de que para seguir ocultándote es mejor no seguir. Cojo un papel arrugado y lo estiro contra la mesa después cojo un bolígrafo y lo destapo:
Querido miedo:                                                                                                                 
Fiel compinche y amigo. Caminante en mi camino. Nunca me abandonaste, nunca me soltaste la mano. Me costaste mi vida, mi familia y mi identidad. Me proporcionaste la más cruda de todas las soledades. Por ti lo perdí todo y por ti sigo aquí. Así que querido miedo, sé que siempre estuviste y estarás, que cuando cierre los ojos veré tu figura, ya que ahora eres todo lo que me queda. Pero querido miedo, pese a que en mis noches de amargura ahí estuviste, solo te pido que te sueltes de mi mano y  que me dejes a un lado. Solo por esta noche deja que mi cobardía se convierta en valor y que haga lo que debí haber hecho hace tiempo. Así que querido miedo, abandóname esta noche, para que pueda descansar en paz.

5 comentarios:

  1. Respuestas
    1. No se como tomarme ese comentario. Supongo que es un cumplido xd

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  2. Yo no diría tanto jejejeje. Está muy bien de verdad, sigue así.
    Un beso.

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  3. Ya sabes que me encanta como escribes. Ya me he leido este capítulo como tres o cuatro veces (y eso que, como bien sabes, tengo que estudiar) pero en fin, vale la pena gastar un poco de mi tiempo releyendolo. De verdad, tengo ganas de leer la segunda parte ^^
    Besitos XX
    PD: porfiiiin se como comentarte el blog muuuajajajjaja!!!

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